Mientras esperaba
miraba absorto adoquines humedecidos de llovizna, llega el trolebús temblaban sus cables eléctricos, sube, se sienta
eligiendo ventana. Otro mundo ante sus ojos se abría, nostalgias le invadieron,
la gente subía y bajaba con calma, en la calle… los adoquines resbalosos eran
pisados con cuidado. Un hombre sube y
comienza a hablar de la ciudad, su historia,
poetas, edificios, no declamó poemas, no cantó, no vendió nada, Juan
cierra los ojos, respira, desciende del trole, el frío golpea su rostro absorto, su tristeza acorde
con el paisaje, el alma silente del padre le acompañaba.
Shedar
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Gracias pór comentar en mi blog, me da ánimos para seguir escribiendo, un abrazo
Agradezco sinceramente y de corazón que leas mi blog y comentes, es un premio para mí.Un abrazo y con el va mi corazón.