martes, 22 de septiembre de 2015

UN TROLEBUS

Mientras esperaba miraba absorto adoquines humedecidos de llovizna, llega el trolebús temblaban  sus cables eléctricos, sube, se sienta eligiendo ventana. Otro mundo ante sus ojos se abría, nostalgias le invadieron, la gente subía y bajaba con calma, en la calle… los adoquines resbalosos eran pisados con  cuidado. Un hombre sube y comienza a hablar de la ciudad, su historia,  poetas, edificios, no declamó poemas, no cantó, no vendió nada, Juan cierra los ojos, respira, desciende del trole, el frío  golpea su rostro absorto, su tristeza acorde con el paisaje, el alma silente del padre le acompañaba.

Shedar                        

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