Tengo como
tú,
derecho a ver
las estrellas,
disfrutar
del cielo nocturno,
plagado de
brillantes y hermosos
luceros, con
solo salir de casa.
Tengo
derecho a disfrutar
del maravilloso
espectáculo
que nos
entrega el oscuro manto
nocturno haciendo
al alma soñar,
llenando mi
corazón de suspiros.
Contemplando
la bóveda celeste,
que sublima
los sentidos y las emociones,
ante tal
espectáculo majestuoso
al que todos
debiéramos tener derecho
cada vez que
el sol duerme.
Agradezco a
Dios que mis ojos
pueden contemplarlas
y bajo ellas
plácidamente
dormir.
Shedar