Cuando los
temores de mi cuerpo,
cayeron
junto con nuestra ropa al suelo
en aquella
habitación decorada para el amor,
piel con
piel todos los sentidos,
desintegrados
los temores en un tiempo sin medida,
callando
hasta los grillos su nocturno canto,
ante la
sonata de la unión de nuestras pieles,
la luna miraba
por la ventana,
nuestros
momentos de amor.
Mis temores
se confundieron al amanecer,
con la tenue
niebla, quedándonos desnudos
hasta un
nuevo anochecer.
Shedar