Sé, precioso
de mi alma,
que escribes
en mi cielo,
que cada atardecer
tu pluma
cual pintor
deslizas sublimando
mis sentires
de amor del alma,
recordándome
que no pude detener
el tiempo,
cuando tu piel en la mía
se mecía el
amor.
Porque la
distancia pudo evitar
besos, abrazos,
una dulce caricia,
pero no nuestros
sentimientos,
y recostada,
en la comisura de tus labios,
sin tiempo
ni medida me enamoré
entre nubes
que marchaban sonrojadas,
leía tus
letras que me contaban tu sentir.
Y recostada
en la comisura de tus labios,
manteníamos este
amor en llamas,
entre las
nubes cuando el sol quiere dormir.
Shedar