Era una enredadera apegada a tus
brazos,
que tú… como buen leñador cortaste de
raíz,
no sé como resistí el dolor tan
bruscamente causado,
mas las heridas no cicatrizan sin la magia de tu
amor,
más allá de mis ojos, los horizontes
perdidos
de oscuridad y de sombras, de lunas
tardías y ocultas
tus ojos no ven los míos pues me has
herido el alma,
y sólo hojas secas giraron en mi
entorno.
Lluvia incesante y gélido frío cubrió
mi cuerpo
que muere sin tus brazos alrededor
mío.
Aún así estás en mí y en la distancia
cuido tus pasos
abriéndote los caminos aunque no sean los míos,
porque fui una enredadera apegada a
tus brazos.
Shedar