domingo, 15 de junio de 2014

Enredadera

Era una enredadera apegada a tus brazos,
que tú… como buen leñador cortaste de raíz,
no sé como resistí el dolor tan bruscamente causado,
mas las  heridas no cicatrizan sin la magia de tu amor,
más allá de mis ojos, los horizontes perdidos
de oscuridad y de sombras, de lunas tardías y ocultas
tus ojos no ven los míos pues me has herido el alma,
y sólo hojas secas giraron en mi entorno.
Lluvia incesante y gélido frío cubrió mi cuerpo
que muere sin tus brazos alrededor mío.
Aún así estás en mí y en la distancia cuido tus pasos
abriéndote los caminos  aunque no sean los míos,
porque fui una enredadera apegada a tus brazos.


Shedar