jueves, 7 de julio de 2011

Sobraban

Allí estaba, me sobraba 
la brisa helada de la montaña, 
los latidos del corazón que entristecido, 
no me permitían compaginar  pensamientos 
tal si fuera un pequeño libro 
de páginas dolorosamente  perdidas, 
le sobraban gotas a la lluvia de mis ojos, 
un río caudaloso las llevaba  raudo lejos, 
muy lejos del desdén y los engaños ocultos 
bajo un manto lejano de pensamientos locos, 
cuyo daño huracanado 
perdían su querer confiado, 
una vez más, aplastado, pisoteado 
sumido en las sombras, le sobraba todo aquello 
que quiso entregar, ahora  sólo el vacío en mis manos 
extendidas abiertas quedó desvanecido.
el yo te quiero, que anhelante, le plasmó un día 
de loco fluir del corazón…sobraban.


Shedar