Aprendí
a amarte en la ciudad en pleno,
teniendo
a la vista la nevada cordillera.
Fueron
momentos, para amar lentamente,
bajo
el calor de calles recalentadas.
Más…dejarte
en el olvido aprendí,
con
el canto incesante del mar,
el
viento que vuela mi pelo,
el
trizar de las golondrinas
en
atardeceres rojizos,
y los
bosques que el viento hace bailar.
Todo
fue un caer lento y raudo a la vez,
se
sabe el culpable de mi tristeza y soledad
que
consumen mis ojos, y que todo vestigio
de
amor se fuera muy lejos de mí.
Lo
miro distante, tanto, que no lo puedo recuperar,
ya
no me duele, espero que la bruma destruya
lo
que aún queda de molido de su recuerdo,
no
vuelvas, porque no estás,
aunque
aparezcas bajo la lluvia
y muera
el día.
Shedar
