No sé cuando comencé a amarte,
me conquistaste… con palabras envueltas
en suaves brisas, me enamoraste, me hiciste soñar,
volar a la luna en noches estrelladas,
acurrucada en suaves nubes,cuidada como delicada
y protegida flor en extinción.
me conquistaste… con palabras envueltas
en suaves brisas, me enamoraste, me hiciste soñar,
volar a la luna en noches estrelladas,
acurrucada en suaves nubes,cuidada como delicada
y protegida flor en extinción.
¡Te ame tanto amor! mi primera pasión,
mi despertar de mujer, a la vida, al amor.
Y te dí mí alma en cada pétalo,
en cada atención, en cada caricia, en cada mirada,
en cada cuidado, en cada detalle, iba mi corazón,
¡mi vida había puesto a tus pies!
Te amé, te amé y te amé,
¡Hasta sentir que de Dios me olvidaba!
Así tanto te amé.
mi despertar de mujer, a la vida, al amor.
Y te dí mí alma en cada pétalo,
en cada atención, en cada caricia, en cada mirada,
en cada cuidado, en cada detalle, iba mi corazón,
¡mi vida había puesto a tus pies!
Te amé, te amé y te amé,
¡Hasta sentir que de Dios me olvidaba!
Así tanto te amé.
Y un día no sé cual… y en no sé que bestial
doloroso momento ocurrió, desaparecieron
los bellos horizontes, los mágicos atardeceres
desnudos al amor. Se alejó el aroma de tú piel
en mis manos y los amaneceres teñidos de dulzuras,
miradas ciegas, apagadas de dolor,
eternas esperas envolvieron mi alma
cada agonizante noche que recogía mi corazón
desgarrado en pedazos, imposibles de reconstruir,
pues mis ojos hinchados y enrojecidos
no lograban encontrar el camino de tu alma
en un silente paisaje que se había tornado
triste y abandonado, y mi cuerpo destruido de pena
no podía recorrer. Con que crueldad habías
cerrado tu puerta, dejándome ahogada de silencios,
apedreada el alma, que teñía de rojo a raudales
un distante río dejándome sumida
en la penumbra del olvido.
doloroso momento ocurrió, desaparecieron
los bellos horizontes, los mágicos atardeceres
desnudos al amor. Se alejó el aroma de tú piel
en mis manos y los amaneceres teñidos de dulzuras,
miradas ciegas, apagadas de dolor,
eternas esperas envolvieron mi alma
cada agonizante noche que recogía mi corazón
desgarrado en pedazos, imposibles de reconstruir,
pues mis ojos hinchados y enrojecidos
no lograban encontrar el camino de tu alma
en un silente paisaje que se había tornado
triste y abandonado, y mi cuerpo destruido de pena
no podía recorrer. Con que crueldad habías
cerrado tu puerta, dejándome ahogada de silencios,
apedreada el alma, que teñía de rojo a raudales
un distante río dejándome sumida
en la penumbra del olvido.
La lluvia incapaz de llevarse este amor, esta pena,
esta herida desgarrada y sangrante,
que me sume en el pantano cenagoso, que me atrapa,
enroscándose las lianas de algún solitario árbol,
en lo que alguna vez fue, lo que amaste,
ahogándome más en este dolor que me fulminaba.
No sé bien cuando, hice un pacto con el tiempo
y deje de sentir… tus manos en mi cuerpo, tus besos
que ya no recuerdo como eran, no sé como se sienten
tus labios, tu ternura ya no existe, tu aroma ya no es mío
y tampoco quiero sentirlo, pero ahora yo floto acurrucada
en una nube, en la que de lejos te observo.
Tal vez, yo no te tengo… pero… al volverte
un desconocido, me has liberado de la angustia
de esperarte, y de recoger los pedazos de mi alma,
que junto a ti muere en el olvidado pantano,
aunque mi alma… ya no te sienta,
aunque mi corazón… ya no te ame,
porque fuiste tú quien los mataste,
yacen… a la espera del perpetuo olvido,
que mi mente tanto anhela
En que momento…
esta herida desgarrada y sangrante,
que me sume en el pantano cenagoso, que me atrapa,
enroscándose las lianas de algún solitario árbol,
en lo que alguna vez fue, lo que amaste,
ahogándome más en este dolor que me fulminaba.
No sé bien cuando, hice un pacto con el tiempo
y deje de sentir… tus manos en mi cuerpo, tus besos
que ya no recuerdo como eran, no sé como se sienten
tus labios, tu ternura ya no existe, tu aroma ya no es mío
y tampoco quiero sentirlo, pero ahora yo floto acurrucada
en una nube, en la que de lejos te observo.
Tal vez, yo no te tengo… pero… al volverte
un desconocido, me has liberado de la angustia
de esperarte, y de recoger los pedazos de mi alma,
que junto a ti muere en el olvidado pantano,
aunque mi alma… ya no te sienta,
aunque mi corazón… ya no te ame,
porque fuiste tú quien los mataste,
yacen… a la espera del perpetuo olvido,
que mi mente tanto anhela
En que momento…