sábado, 27 de agosto de 2011

En que momento


No sé cuando comencé a amarte, 
me conquistaste… con palabras envueltas 
en suaves brisas, me enamoraste, me  hiciste soñar, 
volar a la luna en noches estrelladas, 
acurrucada en suaves nubes,cuidada como delicada 
y  protegida flor en extinción.
¡Te ame tanto amor! mi primera pasión, 
mi despertar de mujer, a la vida, al amor. 
Y te dí mí alma en cada pétalo, 
en cada atención, en cada caricia, en cada mirada, 
en cada cuidado, en cada detalle, iba mi corazón, 
¡mi vida había puesto a tus pies! 
Te amé, te amé y te amé, 
¡Hasta sentir que de Dios me olvidaba! 
Así tanto te amé.
Y  un día no sé cual… y en no sé que bestial 
doloroso momento ocurrió, desaparecieron 
los bellos horizontes, los mágicos atardeceres 
desnudos al amor. Se alejó el aroma de tú piel 
en mis manos y los amaneceres teñidos de  dulzuras, 
miradas ciegas, apagadas de dolor, 
eternas esperas envolvieron mi alma 
cada agonizante noche que recogía mi corazón 
desgarrado en pedazos, imposibles de reconstruir, 
pues mis ojos hinchados y enrojecidos 
no lograban encontrar el camino de tu alma 
en un silente  paisaje que se había tornado  
triste y abandonado, y mi cuerpo destruido de pena 
no podía recorrer. Con que crueldad habías 
cerrado tu puerta, dejándome ahogada de silencios, 
apedreada el alma, que teñía de rojo a raudales 
un distante río dejándome sumida 
en la penumbra del olvido.
La lluvia incapaz de llevarse este amor, esta pena, 
esta herida desgarrada y sangrante, 
que me sume en el pantano cenagoso, que me atrapa, 
enroscándose las lianas de algún solitario árbol, 
en  lo que alguna vez fue, lo que amaste, 
ahogándome más en este dolor que me fulminaba. 
No sé bien cuando, hice un pacto con el tiempo 
y  deje de sentir… tus manos en mi cuerpo, tus besos 
que ya no recuerdo como eran, no sé como se sienten 
tus labios, tu ternura ya no existe, tu aroma ya no es mío 
y tampoco quiero sentirlo, pero ahora yo floto acurrucada 
en una nube, en la que de lejos te observo. 
Tal vez, yo no te tengo… pero… al volverte 
un desconocido, me has liberado de la angustia 
de esperarte, y de recoger los pedazos de mi alma, 
que junto a ti muere en el olvidado pantano, 
aunque mi alma… ya no te sienta, 
aunque mi corazón… ya no te ame, 
porque fuiste tú quien los mataste, 
yacen… a la espera del perpetuo olvido, 
que mi mente  tanto anhela 
En que momento…


Shedar