Nació un domingo,
bellísima florecita silvestre,
blanquita amapola al viento
sus cabellos de nubes de algodón,
silenciosa iba de brazos en brazos,
sus cabellos de nubes de algodón,
silenciosa iba de brazos en brazos,
de besos en besos.
Trayendo añoranzas miles,
de bendiciones caídas a torrentes
cual incólumes cascadas.
cual incólumes cascadas.
Ella trae en sus alitas el amor
que reparte a raudales,
que reparte a raudales,
de sus pequeños, larguísimos
y delegados deditos
y delegados deditos
brotaban hilos de energía,
como unidos aún al amor
infinito de Dios,
infinito de Dios,
Te esperábamos ansiosos,
hasta que decidiste bajar
de la casa del Señor,
de la casa del Señor,
¡¡¡Bienvenida!!!
Mi angelito precioso.
Llenita de amor.