domingo, 11 de diciembre de 2011

¿Qué fui?


Sólo un instante… un arpegio de palabras,
casi sólo insinuado, tan suave que no te diste tiempo
de escuchar, ¡ay! sufrieron mis pies siguiendo tus falsos pasos,
mi voz a tu oído no  llegó
ni para titulo de un sueño tuyo alcanzó,
no miraste esta pequeña hoja de hierba
que despreciándola me pisaste
y aunque casi muerta… ¡Dios!
¡Sentí el dolor de tu mentirosa voz!
Hoy comienzo a levantar mi muralla
que estúpida destruí por ti
y que con lluvia de mis ojos y sangrante el alma
trabajo con denuedo reconstruyéndola para  mí.
¡Qué tonta fui!
Mezclo mi llanto con el aire, las nubes, los mares y la tierra,
sellando mi muralla, para que  tus mentiras
no  vuelvan a mí ser tristemente  horadar,  
pues el dolor causado no podrás  borrar.
Y yo daría mil escusas, si fuera necesario
para que mi alma humilde reparara un daño causado,
porque soy  más que lo que alguna vez viste
entre mi cintillo y mis tacones.
Porque mi amor no es para un ente triste,
son para el alma cariñosa que quiero
y mi respeto le debo
¿Qué fui me vuelvo a preguntar?
Busco en el eco de la niebla una respuesta
ni una hojita, ni naciente ni seca me responde,
y en complicidad se humedece mi rostro
en una noche sin estrellas y sin luna,
porque me dejaste vacía el alma
de tus te quiero y tu ternura…
¡No, no! ¡Bah, Vacía no!
Llenita de tristeza diría mejor, pero…
Por lo menos me queda el consuelo
que te di amor, sin escusas, sin mentiras y con valor,
nacidas de esta alma que te llevaste y que  ya no es mía.
Ya nada importa si te has marchado…
Aunque ahora esté recogiendo ahogada en llanto
con  mis manos vacías, mi corazón destrozado.

Shedar