Eres el
sueño que no pude recordar al amanecer,
Al surgir
sutil el sol despertándome lentamente,
entonces
acepté que quedaste prendido en mi corazón,
aunque no en mi cama con sabanas vacías de ti.
Inevitable
la melancolía que la lluvia me produce,
sin que su
canto me dé siquiera silentes respuestas
escondidas
en el detenido tiempo.
Mientras
cada fibra de mi ser se estremece
ante la posibilidad
de que en mis brazos estés,
para
escribirte con el lenguaje del alma,
removiendo
hasta las más íntimas fibras de tu ser
atrayéndote
en aras del viento al jardín de mi corazón.
La lluvia,
su canto, melancolía, su insistencia en mis ojos
esperando que
de vez en cuando te acerques a mí.
Fabriqué entonces,
un sueño de invierno lluvioso,
para que
siempre vivas en mí.
Shedar