Hay amores
que se visten de imposibles
como aquel
que el viento arrastró
muy lejos de
mis brazos, dejándolos vacíos.
Hay amores
que se visten de olvido
como aquel
que despreció mi amor
dejándome sola
en el camino.
Hay amores
que se visten de dolor
como aquel que
partió para otros rumbos
sin darme su
último beso de amor.
Hay amores
que se visten de amanecer
como aquel,
del que nos resistimos a separarnos
abrazados piel
a piel la noche entera.
Hay amores
que se visten de penumbra
como aquel
que llora al llegar la noche
aumentando sus
lágrimas el caudal del río.
Hay amores
que se visten de dulzura
cada primavera
junto a los floridos balcones.
Hay amores,
hay amores, ¡ay! amores.
Shedar