El
instante aquel en que se fue la luz
y la luna se
escondía entre las nubes,
llegaste tú,
desde entonces mi dormitorio…
permanece en
penumbras para no volverme loca,
loca de
nostalgia de tus brazos, de tu pecho y
tus besos enamorados porque se pierde mi mente
en el azul y
vivo solo para encontrarnos cada luna
entre
suspiros de mis sábanas vivas, temblorosas,
impacientes de aquel soplo, en que las sombras
son cómplices
silentes del instante en que puedas
nuevamente
llegar tú.
Shedar