No se
rozaron nuestros labios,
y no pude
hacer de ellos mi vicio,
tu piel y la
mía no se acariciaron,
tampoco se
erizó ni tembló bajo,
el roce tus apasionadas
manos,
a mis oídos no
llegó el susurro de un te amo,
no pude
recostar mi cabeza en tu pecho,
para guardar
el calor de tú corazón,
tus brazos
no me contuvieron, ni el amanecer
nos
sorprendió como anhelaba… abrazados.
Mas, estoy
segura, de que nos encontraremos,
cualquier
día, en alguna página, en los versos
de algún
poema coincidiremos, si, coincidiremos,
para amarnos
con el alma, no sin antes obtener
una dosis de
tu piel, y… coincidiremos.
Shedar