Cuando sentí
que tu mirada,
originada de
la noche de tus ojos
me atraía
hacia ti acariciando mi piel.
Me hablabas
en silencio, escondido
detrás de
las alas tus pestañas,
ocultando tu
sentir, mientras tu sonrisa
que provenía
de tus carnosos labios,
pedían mis
besos, entonces, revolotearon
en mi
interior decenas de mariposas.
Y sin tiempo
ni medida … mi piel
se entregó a
la tuya con esa juguetona fuerza
del amor en
mis venas.
Shedar