Me acosté
temprano,
para contigo
soñar por más tiempo,
esperándote
en las noches,
en que
dejaba mi ropa junto al silencio,
queriendo de
ti un para siempre,
pues no
debíamos tantas conversaciones
al caer las
hojas de otoño doradas de sol.
Y en un
inesperado instante me di cuenta,
que si me querías,
aunque ahora no lo recuerdes
yo
nunca los olvidaré.
Inesperado fue
que me dejaras la luna encendida,
en mi
ventana, por si me asustaba en la oscuridad,
mas,
comprendiste inesperadamente que mis ojos
veían más
allá de las estrellas.
Aunque fuiste un cuento breve,
que leeré
cada noche, todas mis noches.
Shedar