¡Como duele
el alma!
De ver que
los árboles
van siendo
consumidos
por lenguas
de fuego,
quedando desvestidos,
desnudos, sin
brazos,
sin manos,
sólo un remedo
de cuerpo en
soledad
desnudos, ya
no lloran,
claman en
silencio ayuda,
sus labios
mudos de dolor,
trasmiten su
pena en medio
de un
paisaje que ha dejado
tristemente
de ser verde,
una muerte
agónica
ocasionada por
insensibles
inescrupulosos,
que merecen
igual
muerte.
¡Así … me
duele el alma
con la
agonía de mi hermano
árbol!
Shedar