sábado, 9 de abril de 2011

Incertidumbre

Miraba a tú amigo, vive tan lejos, pensé… porque, me cuesta hacerlo razonar desde su temeroso corazón, que obviamente no sabe que es así, o lo niega tan tajantemente …que cree es su verdad, típico de nosotros los hombres…ja ja ja, sólo que mi lado femenino más desarrollado, me permitía ver lo que a él no.
Bueno este comentario previo es… porque les contaré, que él…un hombre común y corriente, como yo…conoció a través de un sistema poco convencional, a una bella  y atractiva mujer, inteligente y sagaz, algo porfiada y difícil dice y ríe de su propia forma de pensar y sentir sobre ella. A veces, conquistó su corazón, como nunca ella pensó más, entre llamadas telefónicas, el messenger, el chat y sus salas preferidas, crearon situaciones confusas, así entre apasionadas e intensas noches de amor telefónico, amor en palabras que  tocaban y hacían arder su piel, precedidas por discusiones airadas de celos de ambos, se alejan. Para acercarse nuevamente, un ir y venir permanentes en este tiempo, pues mi amigo la mantiene amarrada con elástico, transformándose su relación… en un circulo vicioso del que ninguno de los dos es capaz de escapar, se que ella sufre y que hasta enferma de amor, puesto que el no acepta que la ama, descubriendo ella, sus mentiras, sus engaños e  infidelidades, más siguen allí distantes, lejanos geográficamente…pero cercanos en el corazón .
¿Qué los une? ¿Un juego casi morboso de dominio de uno sobre el otro, un haber aprendido a quererse, necesidad de tener alguien al otro lado y preocupado de cada uno, las inseguridades, el desamor de experiencias pasadas, amor verdadero?
Ahí están ambos a la espera de…

Shedar

Ya somos mayores

¡Que nos pasa!
Pensaba la anciana mujer  de pequeñas manos y blancos cabellos, ¿acaso por ser ya mayores… no  tienes derecho…todo terminó?...El romanticismo, el soñar, el vivir  con alegría, disfrutar como un joven, como si el tiempo no existiera, el pololeo, el conocerse, conversar, compartir sueños, anhelos, hundirse en sus ojos, reconocer sus manos, y acariciar su pelo… ¿no hay tiempo para eso? ¿Porque? …Se pregunta, si  solo alcanzara a disfrutar plenamente algunas de estas incógnitas ¿no habría valido la pena?  Vivir lo que tienes que vivir con paz en el alma, y madurez en el corazón, habría  sido suficiente para que su casi compañero entrara al camino, ese camino que no veía y deseaba conquistar para él, en ocasiones no pensó en ella, que más fuerte espiritualmente  le dejó partir, en medio de una verdad que no supo ver así otra vez solos inician la vida por caminos diferentes, la ancianita, mira las calles  vacías, que ahora llena de pasos sin espera y recuerda  que lo dejó partir, sus ojos tristes más que antes, retienen a duras penas, la lluvia que humedece sus mejillas. Por aquel que no supo ver ni esperar…

Shedar