Te escribo a la antigua, para dejar un registro
en las energéticas hebras de tu vida
con papel y tinta indelebles,
para que ni la rabia ni los celos
de un león enceguecido por tu querer
borren de tu piel, este amor que por ti siento.
Dejándome a la deriva…
Cuando… me di cuenta que la noche
con su fría luna y sus rayos de luz
unían tu libertad y la mía,
entrelazando nuestros cuerpos
en este terrenal mundo,
donde tu piel y mi piel
fueron besadas suavemente por la luna.
Y me sentí segura de tu querer.
Se abrieron los azules cielos
mostrando majestuoso el horizonte,
y la música de las aves y del viento
arremolinados en complicidad
Unían nuestras almas,
con energías de bellos colores.
Cantaron las flores y los bosques
mientras un águila de luz
se llevaba lejos alguna mentira vana
de alguna envidiosa hierba,
que solitaria quedó en el camino
para que en este tiempo incierto
De canto de aves,
de la música del viento
del llantos de nubes
y arcoíris furtivos
en complicidad, unieran nuestras almas.
Para desbordar cascadas de amor
plasmados con esta tinta.
Que sí, de verdad te amo
y que no quede duda,
que este amor no es incierto ni vano,
porque he grabado a fuego,
con esta tinta indeleble en cada estrella
que mi corazón y el tuyo,
desbordados de amores
sólo de felicidad vivirán.
Y cada noche
que la luna alumbre nuestras vidas,
bailaremos la música
de nuestros corazones.
Así te digo que te amo,
que te amaré
Porque un mundo sin música
Nunca te daré…