Caminando
silente y solitaria
por el
sendero que me vuelve
a casa, sentí
de pronto tú mano
que solté sorprendida de su calor,
puesto que te
alejas y vuelvo
tras mi
muralla, mi armadura
me espera
triste y callada,
pues se
resistía de mi pecho a salir
ahora además
me espera un yelmo
que mis oídos cubrirá,
para que ningún
llamado como el tuyo
traspase mis
sentidos, que hieran
mi alma y mi ser ; sigo caminando
entre
bosques … miro el oleaje del mar,
el viento me
mece, haciéndome tambalear,
llueve en mi
rostro y hace frío en este, mi hogar.