Tengo hambre de ver en tus ojos
la luz de tu alma que me grita ¡Te
amo!
De que tu pecho se agite junto al mío
y en cada bote escuchar el canto de
tu corazón
susurrándome al oído su querer.
Tengo hambre de tu piel y su calor
que despiertan las mariposas multicolores
que revolotean a nuestro alrededor
cubriéndonos de pasión.
De tu voz que me dice al oído
palabras de tu alma,
tus labios mordiendo los míos con
fervor.
Tengo hambre, si, hambre de todo tu
ser
aún distante…