Mi alma
lanzó al viento
un ahogado
grito de amor,
arrobada,
palpitante,
en un
llamado suave, cálido,
cuyo canto
no escuchaste
y continuó
su camino,
hasta
encontrarte refugiado
en un rincón
del bosque
entre
cientos de árboles,
que tu sabes
que son…
que son mis
amores del alma.
En un estallido
de luces
recorrí tu cielo de boreal atardecer
que nos esperaba
en calma.
Y susurré en
tu boca…
Reclamo a tu
alma que despierte,
y me
entregues tu abrazo de amor.
Abrí tu
corazón y el mío, compaginándonos,
en este, mi
reclamo de amor… de tu amor.
Shedar