La observo desde corta distancia, ella no me ve, jovencita…delgada, demasiado para mi gusto, pero bien formada… de larguísimo pelo ondulado… brillante…que tapaba su espalda por completo, de un atractivo especial, parecía una mezcla entre italiano y árabe del que ella era obviamente inconsciente, sabía que la vería por poco tiempo pues sólo estaba de vacaciones por estos lados…Hermoso lugar, pleno campo, sin agua potable sólo de una profunda noria de cristalinas aguas, así que la veía esforzarse por sacar de ella el purísimo líquido deseado con un recipiente que colgaba de un gancho muy largo, dormía en una cama cómoda pero el suelo era de tierra y a los días mira hacia arriba las vigas y iban pasando por ella unos enormes ratones, pensó que caerían sobre la cama pero no fue así, después de un rato la venció el sueño, se levantaba muy temprano para ver como hacían el pan y encendían el horno de barro, al medio día se duchaba con un tarro colgando de un árbol y agua helada, por las tardes iban a una plaza, a los columpios, escuchar música, cantar con su amiga y primos, el cielo estrellado era una maravilla, podían respirar el aroma a tierra, pasto húmedo a los animales, y en medio de la vuelta a la casa ya oscuro, los grillos y su canto las acompañaban.
Una tarde traen unos caballos y les ofrecen montarlos, su amiga se sube a uno de ellos y vuelve al rato, caminando,entonces decide subir ella a otro, con temor ya que nunca había subido a uno a pelo, éste sólo con un saco sobre el lomo, se afirma bien ya que era muy alta la yegua, después de seguir las instrucciones de tomarla de las crines y presionar sus rodillas sobre el animal, comienza a caminar lentamente, pero cuando quiso volver el animal quería seguir otro camino y el niño que le acompañaba se sube a la yegua y la hace volver así ambos arriba de la yegua, ella le pide al niño que la haga correr y al hacerlo tomó mucha velocidad , iba el animal casi extendido galopando y al llegar a donde estaban los demás esperándola, al animal se le doblan las patas delanteras, yéndose de hocico al suelo, no cayó del caballo, porque se afirmó de las presillas de la pretina del pantalón del niño y las piernas bien aferradas, al tratar de bajar del caballo sus piernas estaban agarrotadas y el dolor del potito decía ella era horrible, de hecho se le hicieron heridas,¡ pobrecita!… Pero reía mucho, a pesar del dolor, había sido un experiencia impactante y en sus manos quedaron las presillas del pantalón del niño, tal fue la fuerza de la caída, ahora …