El silencio
se ha ido o tal vez se quedó
a mi espera
entre bosques,
el viento y
el canto del mar,
mi alma y mi
corazón
lloran por
regresar a los eucaliptos
con su
danza, a sus hojas cantarinas
que llenaban
mis sentidos,
las
tempestades eléctricas,
hermosas y
atemorizantes
que remecían
la cabaña,
donde mi
cuerpo y alma vivían
aún sin
salir por el estrecho camino,
el silencio
solo era interrumpido
por un lobo
aullando a la luna llena,
que me recordaban aquellos amores
que duraban lo que Dios quería.
Pero a veces
es imposible silencio tenerte.
Shedar