Comienzan
los acordes de las guitarras,
arpa,
acordeón, pandero y tormento
payas surgen
primero, luego el canto,
la emoción
de inmediato me embarga
humedeciendo
mis ojos erizándome la piel,
un huaso
bien plantado hace cantar sus espuelas
en galanes
pasos, su manta se saca y un extremo arrastra a su paso
por el
suelo, cercándola a ella evitando que escape a su asedio
en un gran
circulo inicial recorrido
hasta
dejarla a ella donde partió su rueda,
el con su
manta al hombro en cada media luna
decidido ataja
su paso, con su pañuelo al viento la guía
conquistando
y acorralando a su prenda querida,
ella lo
evade y se escapa sin lograrlo,
coqueteándole
con sus ojos y sonrisa, le anima
el huaso;
entonces en un cambio de lado
en un variado
y entusiasta zapateo, luciendo su destreza,
su gallardía
y disposición de conquista, mostrándole quien es,
quiere
convencerla que el la pena vale,
ella… agita
su pañuelo y vestido no lo desanima
entre picarescos guiños y sutiles devaneos
palmas
acompañan, gritos y silbidos
pocos
minutos para un gran despliegue de galanura
y coquetería,
en la cancha puestos los dones
finaliza el
canto, ella es conquistada, en rueda cercana
se abrazan y
el le roba un beso,
como se
agita mi pecho en ese abrazo final.
Termina la
cueca ¡Nuestro Baile Nacional!