domingo, 29 de octubre de 2017

DE BRUMA

Desperté rosando momentos
en que hasta la bruma lloraba
por mi ventana, triste, callada,
no me permitía ver tus huellas
por el sendero vacío de almas,
y hasta mi sombra derramaba
filamentos inocuos de lágrimas,
que sin decir un adiós, no tatuaban
tu nombre amado en los cristales,
provocando que me doliera el alma.
Envuelta entonces de densa bruma,
mi tristeza y yo, calladas se sumieron
en las sombras, sin que con el alba
me llegue el olvido, pues te fue tan fácil
hacer la llaga, pero aún no puede sanar la herida.
Me acuesto y mi sombra se sienta
frente a la ventana, cuya bruma cubre
mi sentir tras la celosía.

Shedar