Frente a mi ventana…
el primaveral árbol,
mantiene un par de ojillas
secas en una rama,
las he observado a diario…
y dos de ellas…
están rosándose sus hombros,
las otras dos parecen
estar tomadas de la mano, y…
a pesar del viento… no han caído,
por conversar antes conmigo.
Viniste a mi mente…
soy una de ellas… sí, que caerá
en algún momento…
separándome de ti para siempre,
como debió ser…desde un comienzo,
tal vez no me dé cuenta
¡Cuando caiga llevada por una ráfaga
de viento!...
Como el rio que lleva sus aguas al
desierto,
para luego evaporarse…esfumada caer
un día en llanto.
Entonces la luna misteriosa…
que iluminaba mi ventana
con un velo en su cabeza, blanco,
largo,
extendido de feliz novia,
mostrándome tú compromiso…
que no era precisamente conmigo…
¡Comprendí!… que tus palabras quietas…
eran sólo un juego virtual,
para sacarte de tú rutina
y …desapareciste
un
tiempo interminable…
de silente soledad y tristeza…pero
cuando mi corazón y mi alma
de pena ya no me atormentaban…
y me sentía libre de nuevo,
¡Justo… reapareces!,
Mi corazón…llegaba al final del río,
y se ha secado en el desierto florido,
allí esta su tumba abandonada y
triste,
pero descansa en paz
tranquila, como cada flor…
una vez en el año nacida, que ahora…
te dice adiós, y gracias , por haber
despertado
y… dado muerte a la vez a mi corazón…
Ya no podré abrazarte
para resguardarte del frio, de la
nieve,
del
gélido viento y la luna
ya nada me dirá de ti, puesto que se
rompieron como un cristal los ojos de
mi corazón,
quedando cegados para siempre a tu
luz…
Y un día ya no estaré más suspendida…
como hojilla seca…
porque habré muerto sin tú amor,
y… ya, ya… no esperaré por ti.