Cuando el
dolor, la angustia
me doblegaron,
arrollando
en el camino
mi corazón agonizante,
las lágrimas
aún calientes, sangrantes,
por mi
rostro corrían.
La desilusión
ahogaba, estrangulaba
mi garganta.
Porque tu
corazón carente de empatía,
incapaz de
escucharme, de abrazarme,
de entender
mi llanto, mi sentir,
me dejaron
sin el beso de su boca.
Entonces me
refugié con el silencio de la sombra,
que salvará
mi alma con su abrazo.
Shedar