Has vuelto con tu sol y mis nubes
más no sé por cuánto tiempo,
porque durante la carencia de ti
en mis noches sin luna…
con coraza de guerrera espartana
detrás de una gran muralla, refugio de mi dolor,
he cerrado el paraguas de mi vida.
Ya no te siento como antes cuando el sol
alumbraba calentando mi corazón.
Ahora… la cordillera nevada con gélido frío
abraza mis sentimientos,
aquellos que una vez con ternura sentí por ti,
me siento perdida en la jungla de tu regreso,
suspendida en la vacuidad silente y los sentires muertos.
Vuelves contándome razones; absorta queda mi alma
y permanezco suspendida en nubes de incredulidad,
me pides que te bese, que te abrace y no te siento,
me quedo helada, congelada, con mi corazón de nieve que
perdió su rojo color;
ahora blanco, sepultado en la cordillera
tendrás que buscarlo, si lo encuentras…
deberás volverlo a la vida con la ética de un gran medico,
con la ternura de un polluelo, con el aroma de una flor,
con la fuerza y delicadeza del amor.
Si me pides… me pregunto en el silencio
¿ Si quieres y estas dispuesto a dar?
Como el agua cristalina de río que atraviesa un campo florido,
aún después de tu sol y mis nubes,
si, aún así…si me pides...
a la distancia… pensaré en ti.
Si me pides… y… si puedo.