sábado, 23 de julio de 2016

REMENDANDO

Quedó solo en mí la caricia del silencio
luego de tu adiós fulminante,
respiré profundo inundada mi alma de tristeza,
comencé a enhebrar los restos esparcidos
de mi corazón, esparcidos por la tierra húmeda
de lluvia y lágrimas por este inhumano mundo.
Así permanecí remendando mi corazón,
en una ciudad dormida de amores caricias y sueños.
Sigo zurciendo con letras añosas sin lograr que mi alma
se conmueva con la música suave y dulce
del viento que triste circula, mirando desde el alma
porque el corazón aún no cicatriza sus remiendos.
Hasta que me percaté que olvidé poner caricias
entre enhebradas y cocer así, hasta que muera  el sol
tras la montaña, respirando otra vez.

Shedar