En el
nocturno cielo brillaba solitaria
y fiel a mi
mirada nos esperábamos cada noche,
te encontrabas
más cerca, mucho más.
¡Cuantas
veces te esperé contándolas!
Deseando la
ventura de una estrella fugaz,
por si ella
me concedía que raudo vinieras.
¡De pronto
el cielo inundado de estrellas!
En negro y
dadivoso telón aterciopelado.
¿Quedaste
tal vez prendado de un lucero,
perdido
detrás de una pequeña nubecilla?
Aunque cada
noche, descienda una estrella sin música
sobre mi frente
y me cubra el alma de su luz
no se si te
encontraré entre todas ellas,
absorbido
por la negrura de la noche aquella
que me ha
dejado sin ti.