lunes, 30 de mayo de 2011

Impotencia

 Ella una mujer ya de 40 y algo, joven, atractiva, sensible, hermosa, dulce, amorosa y fuerte de carácter a la vez, inteligente, cristiana, la conocí un día, valiente, con gran fuerza interior, vivía sola, aunque tenia familia, hermanos, hermanas y padre, más necesitaba de ellos como no alcanzaban a comprender, ni siquiera un atisbo de iluminación llegaba a sus corazones, que le hicieran comprender, la realidad  que ella vive desde que era una jovencita. Hace ya  unos años, al fallecer su madre, que era todo su apoyo y compañía, su ayuda toda, su compresión, su arrimo a la vida, quedó un tanto a la deriva, aunque su familia, de cuando en vez  le ayuda, pero necesita mucho más que una esporádica atención.
Aun así con dificultades insospechadas para todos, hace aseo, riega el jardín, se prepara alguna cosa para comer, siempre que no sea en la cocina de lo contrario pasa sin comer todo el día, más aún, si algo le han llevado y queda arriba en la nevera, no lo alcanzara, ¿ como no comprender?.Ha  pasado tiempo, demasiado para cualquier ser humano, resistiendo el dolor de  terribles escaras que literalmente horadaron su carne, el  intenso dolor que nada calmaba, lo soportó estoicamente por falta de una buena y oportuna atención, hasta que fue llevada a un médico especialista, por uno de sus hermanos. Muchas veces se ha caído de su silla, fiel amiga que la trasporta por la casa y que a la vez daña su frágil piel sin saberlo, debiendo hacer llamadas por teléfono para que la vengan a parar del suelo, esperando tiempo para que lleguen a ayudarla.
Nada comprenderían su esfuerzo si no lo vivieran, su agonía diaria, aspectos normales para quien va al baño sin problemas y cuando siente la necesidad, más ella sola, debe cambiarse su pañal, los que a veces se le acaban, ducharse con la piel herida es un calvario, mas igual lo hace y se mantiene limpia y olorosita, se maquilla, se arregla su  brillante y liso pelo, se pinta sus uñas, es hermosa físicamente e espiritualmente.
Su corazón anhela un amor verdadero, lo busca, sin convicción, porque no cree que un hombre la ame así, ¿verá alguno… a este ser,  que clama casi en silencio, por  el derecho a ser amada?
Desde aquí tan lejos, veo a mi amiga con  sus virtudes, que son muchas, sus miedos, los que deja pasar con fe  en ese ser superior, al que clamo por ella a diario, por la impotencia de no poder hacer más por ella, le envío mi oración desde el alma, corriendo a veces lagrimas que bañan mi rostro sin dejarme leerla. Más aquí estoy para ella…


Shedar