sábado, 20 de agosto de 2011

Mi primer trabajo


Era  muy delgada, de erguido busto, un trasero redondito, piel canela, pelo ondulado largo a  media espalda, ojos que ocultaban su brillo, su ternura, su suavidad  y pasión, por largas pestañas enrimeladas…que  aleteaban como mariposas. Era mí primer día de trabajo y me dan la bienvenida, la presentan, me siento observada de arriba abajo, miradas despectivas, de ojos saltones, pertenecientes a cuerpos bajos y gorditos, bastante desaliñados, me muestran el que se será mí lugar de trabajo, donde pasaré la mayor parte del tiempo, una sala amplia, helada, sucia, de enormes ventanales, sin cortinas, de escritorios, igualmente sucios, viejos y en mal estado, el piso con papeles, y manchado, con barro, y mugre de hacia ya tiempo, llovía torrencialmente afuera, el ambiente tenia un aroma que me hacia riscar la nariz, como si fuera una mezcla de olores nauseabundos de muerte y olvido, el baño era realmente asqueroso, ocupado por adultos y a veces algún niño, era imposible de utilizar, chorreado de inmundicia, excremento, hasta en las murallas, y obviamente el suelo, en eso… llegan los  niños, no muchos, la mayoría llegaba atrasado, los observaba a la medida que les saludaba de beso y les invitaba a sentarse, le dijeron que era extraña y cuica… que hablaba raro,  no me inmuté, sólo sonreí, estaban en  junio, hacia  mucho frío, y  la mayoría iba en camisa sin chaleco o parka, en eso ve que algunos niños estaban encaramados a la reja que cercaba el colegio, no querían entrar, los llamé incansablemente… hasta que los salí a buscar, algunos arrancaron, otros explicaron que no tenían zapatos, y menos uniforme para entrar a clases, sobrecogida con esa realidad que descubrían sus ojos, les pidió que entraran a la sala, algunos lo hicieron, dentro de ella pensaba, ¿Cómo hacer una clase en medio de esta realidad, cuando sus necesidades era de comida, techo, abrigo?,   cuando al ir llenando los datos de ellos en el libro, salía que dormían  de  seis u ocho  en una cama y que vivían dieciséis  en una pieza, sintió su corazón apretado de impotencia, de pena y congoja, al terminar la jornada, vuelve a su casa. Allí comienzo una campaña, reúno ropa, uniformes. útiles escolares, alimentos, y los llevo y entrega a los niños en la sala, a los  dos días se percata de que una nube rara había sobre las de cabezas  muchos de los niños, pregunta a la inspectora  que será eso, se ríen de ella, pero le dicen que son piojos, en ese momento, se desesperó y preguntó que hacer, le dieron las indicaciones y al día siguiente llegaron todos con su pelo  lavado con parafina, en fin, no sé hoy como no se me pegaron, trabajé allí  dos meses, lo que duró el reemplazo, y en medio de lo que enseñaba según el programa, dividiendo el curso de cincuenta alumnos, en los cursos que les correspondían, 3°, 4°,5° y 6°  básico, pero sus edades eran superiores a las que normalmente tienen en esos cursos, enseñaba valores, hábitos, que bien sabía que de no haber un cambio en sus vidas, en sus familias, con padres que les brindaran un hogar y trabajo dignos, con sueldos dignos, que les permitieran vivir, alimentarse, vestirse, de mejor forma, y así obtener logros, metas  y superar la pobreza.Impactada hasta hoy, piensa que difícil debe ser salir de allí. La vida… no da oportunidades para todos igual y fue una triste y a la vez feliz experiencia, porque  sentí que aunque era un granito de arena y tal vez…ni eso, pero logró entrar en sus corazones, aunque la real solución no está en darles pocos de algo. Vamos demasiado mal, necesitamos empezar de nuevo, con un mundo más justo con personas verdaderamente humanas, e igualdad de oportunidades para todos. ¿Una lucha…una batalla… o ya es una guerra? Por dos meses ellos fueron respetados,  besados y queridos, más…

Shedar