De pronto el
cielo se desangra en el ocaso,
llenando mi
alma de profunda nostalgia.
Este nuestro
amor era tan mágico,
que nunca me
di cuenta cuando desapareció,
entonces
coloco tu rostro frente al mío
para besarte
con la mirada.
Con fuerzas
supremas armé un velero
para zarpar
con mi dolor ahogándome
en el océano
de tu olvido.
De pronto el
alma no necesita palabras
y te puede
hablar con los ojos,
aunque me
hayas cubierto de frio
y nombrada
de olvido.
Porque viví
eternamente en un minuto
este amor que
llenó mi corazón.
Shedar