Se ha
tornado admirable
que hasta la
sombra de mis dedos
sueñan que
te acarician
cada
anochecer, deslizándose,
para hacerte
enloquecer al subir
hasta las montañas
por los troncos
de tus
piernas, para al amanecer,
cerrar el
libro preferido de nuestros cuerpos,
en cada suspiro
se me escapa tu nombre.
Es admirable
este amor, si, admirable
que ama tu
carne sin haberla tocado,
cuando cada
anochecer te hace mío.
Shedar