Vivo en una
sala de espera con ganas de nada,
silente y
sangrante allí agoniza mi alma que heriste de
muerte,
para que de ti se desprenda y vacía vuelva
en un cambio
de acera para no saber nada, menos de ti.
Con mi
corazón cerrado y derribado, por la pena ajado.
Escapa por
mi voz el último suspiro, mujer que silente,
no mira
hacia atrás a quién le hirió para siempre.
Mí corazón
podrido de latir, muere en la sala de espera,
porque estas
cenizas no volverán a ser fuego y mis ojos,
que un caudal aumentaron, ya no lloran más.
Muero en una sala de espera solitaria y sin
esperanzas.
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Gracias pór comentar en mi blog, me da ánimos para seguir escribiendo, un abrazo
Agradezco sinceramente y de corazón que leas mi blog y comentes, es un premio para mí.Un abrazo y con el va mi corazón.