Me enseñaste
que era sentirme sola
aún
acompañada, sin que el tiempo
pasara tan
lento, ni que tú engaño
me hiciera
tanto daño.
No te bastó
mi corazón,
Y mis manos
en las noches oscuras
permanecen frías,
y ya no supe
que hacer
con ellas, ni con mis labios,
mis brazos,
con mi alma en silencio,
las hojas
vacías de amor y dolor.
Tú me
enseñaste que otros labios
también
pueden mitigar mí frío.
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Agradezco sinceramente y de corazón que leas mi blog y comentes, es un premio para mí.Un abrazo y con el va mi corazón.