En silencio
a veces tiene el rostro
de lo que se
ha marchado,
y me visto
de recuerdos y silencios.
Entonces alguna
hoja recién caída
me canta que
te entregué el alma,
porque me
juraste, que no lo lamentaría.
Lo viví y
duró lo que debía durar,
aunque
deshoje margaritas por ti
toda la
vida.
Desde entonces
cada noche
duermes conmigo,
aunque ninguna
de esas
noches estés junto a mí.
Convirtiéndote
en promesas fundidas
con el fuego
de mi naciente libertad.
Porque soy
el único final
de mi propio
camino, sí, mi único final,
porque el
viento cambiará de rumbo
sin mí, y
callo guardando mis recuerdos
tuyos en el
silencio de mi alma.
Shedar
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Gracias pór comentar en mi blog, me da ánimos para seguir escribiendo, un abrazo
Agradezco sinceramente y de corazón que leas mi blog y comentes, es un premio para mí.Un abrazo y con el va mi corazón.