El reloj marcaba
la eternidad del tiempo,
toda la vida detenida
en que te he esperado.
Y solo la sombra del viento
me dice que ya mi piel
no está ajustada a mi figura,
que ya mi tiempo se perdió
en la bruma y las sombras
languideciendo a la berma del camino,
sin poseer lo que esperaba
ni menos sería el que me traería
la magia de tu amor.
Y el reloj sigue marcando
La eternidad del tiempo…
Mientras mis brazos vacíos
Languidecen en el sendero.
Shedar
El reloj seguirá marcando la eternidad del tiempo, porque desde niños nos esposan a él en la muñeca. Pero el tiempo no es automático, es autocritico, y condiciona nuestra vida a nuestras expectativas.
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