Josefa

Llegué  a este mundo un día

treinta de octubre,

después de mucha espera,

ansiosas mis hermanas y abuela

en casa esperaban mi llegada,

escuchaba que eso mi mamá decía.

Llegamos a casa… ¡dijeron de pronto!

allí otros brazos me recibieron

creo que era mi abuela

Tan pequeña y ojitos abiertos…decía,

y  claro… tenía que ver donde me llevaban.

Aún enrojecida mi piel y algo hinchada,

porque en unos días este estado pasaría,

escuchaba, y no lograba comprender,

lloro solo de  hambrecita,

o también porque algo tibio moja mi popó.

Leve elevaba mi  vocecita  al viento,

esperando ser oída en medio de preguntas

y consejos que no entendía,

yo  solo quería  mi  leche y que callaran

era lo importante, además algo mojaba

aquello  que  me  habían puesto

por la cintura y las piernas,

me  hubiera gustado  que me lo quitaran

insistí con mi voz al viento,

y logré ser escuchada  y complacida.

¡uffffffffff  por fin! suspiro y cansada puedo dormir.

Pero no se fíen, solo es hasta dentro de…

media hora… y sonrío…

Shedar